Una historia sobre motivación…

La historia que explico en este vídeo (en poco más de 3 minutos) me la contó hace veinte años un médico en un pintoresco pueblo del norte de Brasil. Fue durante una comida en un lugar alejado del mundanal ruido del congreso médico al que estábamos asistiendo (en aquella época yo trabajaba en un laboratorio farmacéutico español y estaba supervisando el lanzamiento en Brasil de un medicamento de investigación propia).

Estábamos hablando de la famosa PNL (Programación Neuro-Lingüística), de la que el médico era un experto (yo, en absoluto) y, para ilustrar algunos conceptos de la misma, me contó un par de historias. Lo cierto es que ya no recuerdo los detalles de la parte PNL de la conversación…, pero sí me acuerdo perfectamente de las dos historias. Las dos me gustaron, pero esta, me sedujo. Nunca la había escuchado hasta entonces y la verdad es que tampoco después, no como tantas otras que circulan arriban y abajo.

No me pude imaginar en aquel entonces que la adoptaría, la haría mía -con algunos toques personales-, la escribiría en mi primer libro (Funny-Pop, publicado en 2008 por Empresa Activa / Urano) y la contaría centenares de veces en convenciones de empresas y en foros variados, adaptando siempre la moraleja final al contexto. A día de hoy, me sigue pareciendo un relato muy adecuado para captar la atención del público y, también, para inspirar a la motivación en el trabajo, para directivos, empleados, vendedores, etc.

La motivación o el por qué las personas hacemos lo que hacemos (o no) es un tema que me apasiona. ¿Qué nos empuja a realizar ciertas actividades con verdadera pasión y en cambio nos frena para hacer otras? ¿Por qué algunas personas se sienten encantadas con determinadas tareas y otras personas, de preparación parecida a aquellas, aborrecen esas mismas tareas?

El término “motivación” proviene del latín movere y se refiere a aquello que nos dirige o impulsa hacia una acción en particular. Según la definición de Mitchell, la motivación es el conjunto de procesos fisiológicos que causan la estimulación, la dirección y la persistencia de acciones voluntarias dirigidas a los objetivos.

El hecho de que las personas nos guiemos por motivaciones diferentes se debe a las distintas creencias o modelos que cada uno de nosotros tiene sobre el mundo. Dichas creencias actúan como ‘sistema descodificador’ de la realidad, brindándonos interpretaciones determinadas e individuales. Esta subjetivización de la realidad es la que, frente a hechos concretos, nos hace desarrollar actitudes diferentes a las de otros individuos. Estas creencias, adquiridas consciente o inconscientemente a lo largo de nuestro desarrollo y aprendizaje vital, son las que condicionan la manera que tenemos de afrontar y actuar ante las diferentes situaciones que nos depara el día a día.

Ojalá os guste la historia. Y, sobre todo, os motive… 🙂