Houdini, las leyes del asombro
De nuevo, he podido disfrutar de una gran exposición en La Fundación Telefónica de Madrid. Hace dos meses fue la de Hitchcock y ahora, la de Houdini. O sea, de H en H y tiro porque me toca: http://www.fundaciontelefonica.com/exposiciones/houdini-las-leyes-del-asombro/
Harry Houdini (Budapest, 1874 – Detroit, 1926) adoptó su nombre artístico en honor al mago francés Robert Houdin y fue uno de los ilusionistas más célebres de todos los tiempos. En los comienzos, se dedicó al ilusionismo mediante juegos de cartas, pero al poco tiempo se enfocó hacia el escapismo (escapar de un encierro físico o de otras trampas), que es lo que le daría fama universal.
De la mano de Houdini, la exposición nos ofrece un recorrido por la historia de la magia moderna: desde las barracas de feria hasta el gran espectáculo de masas. O, dicho de otro modo, desde el siglo XVIII hasta el advenimiento de la “magia escénica” y magia moderna, de la que Houdini sería uno sus máximos exponentes.
Houdini desencadenado. En las diferentes salas y espacios habilitados, podemos ver reproducciones de carteles de época, cajas de magia, artilugios y juguetes ópticos antiguos. Asimismo, nos topamos con un gimnasio decimonónico, con la réplica de una camisa de fuerza y hasta con una gran jaula. ¿Por qué? Para que nos acerquemos a las sensaciones experimentadas por Houdini. El escapismo, que popularizó y le llevó al éxito, era la disciplina más dura dentro de la magia. Houdini lo practicó zafándose de esposas, cadenas, cuerdas y de una camisa de fuerza. También lo practicaba en el agua, desde una celda de tortura acuática. Parafraseando a Tarantino, asistir a un espectáculo del ilusionista era ver a “Houdini desencadenado”.
Sorprender. El título de la exposición es “Las leyes del asombro”. La razón de ser de la magia radica en ese afán por la sorpresa y la ilusión. De las seis emociones básicas que tenemos los humanos, una es la sorpresa. Esta puede ser positiva o negativa. Que nos sorprendan (positivamente), nos suele gustar. Desde los inicios de los tiempos, la sorpresa es una de las bazas fundamentales en las relaciones humanas (no quiero desviarme…, pero para enamorar a un cliente, debemos no sólo satisfacerlo sino también sorprenderlo). La magia y el ilusionismo basan su éxito, precisamente, en su capacidad de sorprender al espectador. La magia se sustenta en la ilusión óptica, los trucos y juegos visuales que asombran al público para hacerle creer lo que aparentemente sería imposible…
Desarrollo personal, superación e innovación. Harry Houdini fue también un ejemplo de desarrollo personal y superación, inspirando e insuflando esperanza a mucha gente que empezaba de cero y «escapaba» de su pasado en aquella época difícil (Primera Guerra Mundial y aledaños). Houdini encarnó ideales como el esfuerzo físico, la capacidad de trabajo y la superación frente a las adversidades, que forjaron la creación de su personaje. Gran parte de sus números se basaban en su fuerza y elasticidad. Y es que la práctica del deporte y el entrenamiento físico fueron muy importantes para él. No fumaba ni bebía. Se entrenaba cada día haciendo gimnasia, nadando y escapando de grilletes, cadenas y esposas. Estaba muy orgulloso de alcanzar retos físicos que nadie más podía alcanzar. Como los deportistas de élite, el secreto de Houdini era entrenar hasta el límite. He leído en alguna biografía suya que cada día se sumergía en una bañera de agua llena de bloques de hielo y que llegó a ser capaz de permanecer hasta tres minutos sin respirar.
Cuando otros magos y artistas de teatro estaban anclados en la imaginería del siglo XIX, Houdini incorporó a sus números conceptos innovadores como la fuerza física, la velocidad, la tensión y el reto. Houdini siempre defendió la diferencia que existía entre sus espectáculos de ilusionismo, los cuales tenían un fundamento científico, técnico y físico para crear la ilusión, y aquellos números que decían basarse en la existencia de fenómenos paranormales. De hecho, consagró su carrera a investigar, documentar y divulgar las bases científicas y racionales en las que se apoya la magia para desenmascarar a los que defendían el espiritismo y la brujería. La muestra sobre Houdini nos permite aproximarnos a la base científica de los trucos de magia, algo que ha provocado en los últimos tiempos el interés de las neurociencias.
El poder de la comunicación. Como en el caso de Hitchcock, Houdini también supo ver la importancia de la comunicación y recurrió a todos los medios a su alcance (prensa, radio, cine), para darse a conocer en todo el mundo. Su estrategia promocional más habitual consistía en presentarse en cada ciudad ante el jefe de la policía local, o en la prisión, junto a un grupo de periodistas. Proponía su reto, que era publicado en los periódicos y comentado en la ciudad. Luego el mago era encerrado, atado, o encadenado y cuando conseguía liberarse, su hazaña obtenía nueva promoción en la prensa.
Asombroso…, ¿verdad? La exposición sobre Houdini está disponible hasta el 28 de mayo de 2017.